miércoles, 14 de septiembre de 2011

Futbol con pasamontañas

El fútbol es el deporte más popular en los territorios zapatistas. Allí tanto hombres como mujeres disfrutan dando patadas al balón aunque no tengan ningún campo de fútbol. No tienen zapatos de fútbol y algunos tampoco poseen medias adecuadas. Pero todos, desde el portero hasta el puntero izquierdo, portan sobre su rostro el pasamontañas de siempre. Sobre el fondo negro de sus camisetas, las grandes letras rojas en el pecho enseñan que la oncena no es otra que la selección del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). El emblema es la estrella roja y el saludo al público de las gradas lo realizan llevando su mano izquierda hasta un extremo de la frente.

 El equipo de insurgentes, dentro y fuera de la cancha, es de armas tomar. En marzo de 1999, los zapatistas realizaron la marcha del color de la tierra y la consulta nacional por los derechos indígenas. Y entre tanta actividad se concretó el primer partido de fútbol. De un lado, los insurgentes; del otro, ex futbolistas entrenados por el seleccionador mexicano Javier Aguirre. La brega concluyó con un combativo 5-3 donde ganaron los ex profesionales, pero el lema zapatista estaba claro: la única derrota es no seguir luchando. Javier Aguirre respecto a este partido comentó: “Los zapatistas llegaron al campo sin zapatos de fútbol, con botas militares, por lo que tuvimos que prestárselos nosotros. No quisieron desprenderse del pasamontañas para jugar”.


Hace unos 6, 7 años el subcomandante Marcos (Comandante del Ejercito Zapatista De Liberación Nacional EZLN) desafió al Internazionale a un partido con la selección zapatista: “Le escribo para desafiarlo (a Massimo Moratti) formalmente a un partido entre su equipo y la selección del EZLN en lugar, fecha y hora que ya definiremos. Visto el gran afecto que sentimos por ustedes, estamos dispuestos a no ganarles por goleada y darles una paliza, sino a derrotarlos con un solo gol para que su noble afición no los abandone”, ironizó el insurgente. Javier Aguirre tambien colaboró en la organización del juego, donde el subcomandante Marcos lo propuso como abanderado, junto a Jorge Valdano; el árbitro central sería Diego Maradona mientras que la narración estaría a cargo de Eduardo Galeano y Mario Benedetti. Finalmente el partido nunca se jugó

La amistad con los alzados es real puesto que la delegación Interista han apoyado con dinero, medicinas y camisetas. Javier Zanetti, el capitán neroazzurro, lo dijo: “Creemos en un mundo mejor, en un mundo no globalizado, sino enriquecido por las culturas y costumbres de cada pueblo. Es por esto que queremos apoyarlos en esta lucha por mantener sus raíces y pelear por sus ideales”. El ‘Pupi’ Zanetti confesó, junto a sus compañeros, estar convencidos de compartir los mismos principios e ideales “en donde se ve reflejado el espíritu zapatista”

Desde su alzamiento en armas el 1 de enero de 1994, el movimiento forjado entre selvas y montañas del sureste mexicano no sólo hizo tambalear a dos gobiernos. El zapatismo también cosechó respaldos en todo el planeta. Y el interés por lo que ocurría en Chiapas conmovió decididamente a directivos y jugadores del poderoso Inter de Milán cuando en abril de 2004 un grupo de paramilitares atacó e hirió a familias -bases de apoyo zapatistas- y dañó el sistema de transporte de agua a indígenas en Zinacantán.

A través de un dirigente, Bruno Bartolozzi, el grave incidente llegó a oídos del capitán interista, Javier Zanetti, fundador y mecenas de la Fundación Pupi, entidad que dedica esfuerzos y dinero a atender ‘pibes’ en extrema pobreza en Argentina. Junto a su esposa, Paula, el trasandino es también ferviente indigenista. “Con la Fundación Pupi apoyamos la lucha del pueblo mapuche de la Patagonia, donde les están quitando sus tierras”, cuenta desde Milán la señora Zanetti.
Ahora bien, con Chiapas el asunto fue distinto. “Como Javier es el capitán del Inter, una vez que Bartolozzi habló con él, los jugadores destinaron dos mil 500 euros para reparar el acueducto dañado en el ataque”, aclara Paula. Tiempo despues tambien aportaron una gran cantidad de dinero para reparar una ambulancia y ayudar a un hospital con su infraestructura y medicinas

La respuesta zapatista a los deportistas brotó en mayo de 2004. “Estamos alegres, pues sabemos que no estamos solos en nuestra lucha. Estamos alegres porque en todo el mundo hay hermanos y hermanas como ustedes que tienen conciencia y que quieren construir un mundo con justicia y dignidad”, escribieron desde la selva Lacandona. La autonomía zapatista, estructurada en cinco Juntas de Buen Gobierno, hasta hoy no recibe ayuda alguna del Estado mexicano. Por ello, la enorme red de apoyo mundial cumple un relevante rol. El Inter es uno más.

Pelota en la selva





En Chiapas hay 39 comunidades indígenas zapatistas o Municipios Autónomos establecidos en cinco regiones, denominadas Caracoles. Son rebeldes y, a la vez, organizadas, atributos de grandes equipos y futbolistas.
El día que en Chiapas se dediquen, también, a jugar al fútbol no habrá equipo en el mundo que pueda ganarles. Para eso todavía falta, debido a otras faltas.
Se cuenta en uno de los Caracoles: “Sucedió que un futbolista italiano que murió dejó su herencia para que se construyera una cancha de fútbol en un pueblo zapatista. Esta cancha sólo iba a beneficiar al pueblo de Guadalupe Tepeyac, por eso nosotros hablamos con todo el pueblo y les explicamos que había otras necesidades más urgentes para beneficio de todos los pueblos, tal como un espacio para que trabajen las compañeras que se dedican a la salud tradicional. El pueblo de por sí entendió y dijo que estaba bien, que era justo destinar el dinero a la salud de todos; el segundo paso fue hablar con los donadores y ellos al principio no querían que se usara el dinero para otra cosa, pero después dijeron que estaba bien”.
Hasta el momento, en el mundo no hay cancha zapatista. Deberá esperar el fútbol por ese césped que lo haga más digno, más equitativo y más libre. La vez que ahí se juegue, el triunfo estará asegurado. 


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